jueves, 21 de junio de 2012

LA MARIONETA ROSITA FORNES.

Hace unos días, en el Teatro Mariana Grajales, de La Víbora, LaHabana, el marionetista Carlos González, Director del Proyecto Comunitario Hilos Mágicos, presentó esta marioneta con la figura de la legendaria vedette cubana Rosita Fornés (89 años) , quien por estos días hace una impactante aparición en el Teatro Nacional , en la obra Mi monólogo interior. Escrita y dirigida por José Antonio Jiménez, nuero de la estrella, la pieza es protagonizada por el actor Jean Marc. En los minutos finales del espectáculo, la Fornés aparece en escena y canta Sin un reproche, de José Manuel Solís. El público la envuelve en una larga ovación, digna de su extensa carrera artística.

Imagen de arriba: Foto tomada por Beatriz Granado, publicada en
www.cadenahabana.cu/2012/06/19/homenajean-en-10-de-octubre-a-la-gran-vedette-de-cuba/





lunes, 11 de junio de 2012

EL RASTRO DE LAS COSAS.

Por: Lázaro Sarmiento


La lectura de una entrevista reciente al cineasta experimental Lewis Klahr (1956), me llevó a visualizar, una vez más, en distintos sitios de internet, la obra del pintor, escultor y cineasta Joseph Cornell (1903 –1972). Ambos estadounidenses. Distintas épocas y diferencias en sus perspectivas. El primero fue motivo de inspiración para el segundo. Ambos con una creación edificada con fragmentos de múltiples materiales, fotos tomadas con otros propósitos, collages, páginas de libros , imágenes de películas, tiras de comic …objetos que tuvieron otras vidas , envueltos en una etiqueta de nostalgia y la maravillosa sensación de una emoción recuperada , mejor dicho, de una categoría de belleza sustentada en la huella que dejan las cosas. Deberíamos hacer lo mismo con nuestros cuerpos y emociones. Reciclar tal vez no sería la palabra exacta. Fantasear.

En la entrevista a la que hago referencia, Lewis Klahr expresa: “Yo hago cine contemporáneo con material antiguo. Me interesa, en este mundo de consumo, el rastro que deja el paso del tiempo, cómo las cosas desaparecen o se hacen viejas, cómo las cosas, un día, dejan de considerarse nuevas”.
Imágenes: trabajos de Joseph Cornell



miércoles, 6 de junio de 2012

LOS CINCO LATINOS EN LA COCO.

Por: Lázaro Sarmiento


Cuando me enteré de la muerte de la cantante Estela Raval, el alma de Los Cinco Latinos, recordé instantáneamente al escritor cubano Albertico Yañez, quien falleció en el 2008. Reconocido autor de literatura infantil, talentoso guionista, fabulador en su vida cotidiana, coleccionista de antigüedades y poseedor de una desbordante imaginación erótica, Albertico Yañez fue un fans incansable de Los Cinco Latinos. Lo conocí en la época en que yo trabajaba en la emisora COCO y dirigía de vez en cuando el programa de Los Cinco Latinos (uno de los platos fuertes de esa estación que entonces tenía una fabulosa programación, inclasificable, de rancheras, boleros, pasodobles, sones y tangos, además de los partidos de beisbol). Albertico se apareció un día en la COCO, en J y 15, en el Vedado, con unas grabaciones nuevas de su admirado grupo argentino y muy pronto estableció amistad con realizadores y ejecutivos de la planta. El joven escritor se atribuía con gracia y buen estilo derechos sobre aquella audición que al final de la mañana difundía en la atmósfera de La Habana melodías como “Quiéreme siempre", "Tú eres mi destino", "Como antes" y "Eres diferente", en las voces de Estela Raval y Los Cinco Latinos. En 1983 se presentaron en el teatro Karl Marx de la capital cubana. Aquí registraron en vivo el disco Encuentro en la Habana con Estela Raval y Los Cinco Latinos. Cuando terminó el concierto, Albertico Yañez se abrió paso hasta los camerinos y en unos pocos minutos conversaba con Estela Raval como si se hubieran conocido de toda la vida.
Foto de la izquierda: Albertico Yañez (1957-2008)

lunes, 28 de mayo de 2012

UN ELEFANTE EN DRAGONES Y ZULUETA.



Por: Lázaro Sarmiento

Me encontré con un elefante en la esquina de Dragones y Zulueta, en el portal del Teatro Martí. Recién nos habíamos mudado para La Habana y mi madre, entonces una joven y hermosa guajira, me llevaba cogido de la mano. Íbamos hacia la calle Damas, que termina en la Avenida del Puerto, buscando una dirección cuando nos sorprendió el paquidermo que, con la parsimonia misteriosa de su especie, se columpiaba y comía hierba en la entrada del popular coliseo . Tenía una cadena con una enorme bola de hierro amarrada a una de sus patas. Seguramente estaba allí como parte del espectáculo teatral. Un público numeroso lo rodeaba, sin sospechar quizás que estas criaturas sufren durante los actos de exhibición Los transeúntes quedaban hipnotizados frente al animal de memoria prodigiosa. Y los choferes detenían sus automóviles para disfrutar mejor la escena. Parecía que todos aspiraban a que el elefante recordara para siempre sus rostros, y los intentos por establecer una comunicación a través de los ojos y de una mímica pueril.

Nunca he comprobado esta imagen en los periódicos y carteleras teatrales de la época. Sentiría una gran decepción si mi encuentro con un elefante en una esquina de La Habana fuera un recuerdo implantado.


La atracción de la gente hacia la condición de amuleto del elefante, genera una próspera industria de figuras de yeso y otras sustancias. El elefante de la foto, reina en medio de un esplendoroso desorden.

Arriba: Deslizo mis manos sobre la piel de acero de este elefante de JEFF para invocar algunos de sus atributos simbólicos: riqueza, fuerza y cognición.

lunes, 14 de mayo de 2012

LA HABANA, EL PLACER DE CAMINAR.


Por: Lázaro Sarmiento



“Una de la cosas valiosas de La Habana, de las que no se tiene mucha conciencia, es el placer de caminar, porque aquí tienen que hacerlo les guste o no.”


Esta es una de las opiniones expresadas por el arquitecto norteamericano Andrés Duany, durante las cuatro conferencias impartidas en la Isla en el año 2004. Esas intervenciones aparecen ahora publicadas en el volumen Charlas en el Capitolio de La Habana sobre el Nuevo Urbanismo, Ediciones Unión.

“En esta ciudad resulta muy fácil caminar porque la ciudad en sí es muy interesante. Los norteamericanos caminan por ejercicio, no por placer, porque no hay placer en caminar por la mayoría de sus calles, por esas autopistas y tampoco hay destinos que resulten tan cerca como para ir caminando. La tienda existe, pero siempre está demasiado lejos para el que prefiere caminar. Entonces cuando se camina es sólo por ejercicio.

En Estados Unidos muchos de los centros turísticos son sitios urbanos tradicionales. Los norteamericanos se suben en aviones y recorren grandes distancias para pasar sus vacaciones en estos sitios. Lo que fascinará a los norteamericanos en Cuba no serán la playas porque playas hay en todos lados. La Florida está llena de playas, hay playas en todo el mundo. Lo que no hay es otra ciudad como La Habana. En toda América no existe una ciudad como esta, y esto de poder caminar es fascinante, un tesoro. "

"Yo siempre le digo a los norteamericanos que La Habana es el petróleo de Cuba Es lo que el turista va a querer ver. No es que no haya grandes ciudades norteamericanas caminables, pero son muy pocas.”
(Arquitecto Andrés Duany)


Fotos: Lázaro Sarmiento.
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