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viernes, 19 de junio de 2009

HEMINGWAY Y SU AMANTE HABANERA.

Por: Lázaro Sarmiento

Por la puerta del Bar Floridita de La Habana debió entrar muchas veces Ernest Hemingway acompañado de Leopoldina Rodríguez, una interesante y bella mulata cubana que fue uno de los grandes amores de su vida.

El dato de esta relación sentimental no es inédito pero Helio Orovio (1938-2008) lo recordaba entre varias historias en un delicioso artículo que escribió poco antes de morir y que tituló La ciudad musical de Hemingway. El texto se publicó en la revista Extramuros, del Centro Provincial de la Literatura y el Libro en Ciudad de La Habana.

Orovio apuntaba que Leopoldina, además del gran amor de Ernest, fue su amiga y confidente a quien protegió económicamente y acompañó solitario en su entierro a fines de los años cincuenta.

Leopoldina fue la única mujer por la que el novelista sintió verdadero amor. Esa mulata cubanísima fue su pasión y su compañera de parrandas y de peñas musicales, según destacaba Helio Orovio.

“Con ella iba al stadium de La Habana a los juegos de béisbol de Almendares, Marianao, Cienfuegos y Habana, a los matches de boxeo, al jai-lai y desde luego compartía sus estancias en el Floridita”.

Varias décadas después de su muerte, (Ketchum, Idaho, 2 de julio, 1961), a Ernest Hemingway continúan buscándolo los turistas que llegan a La Habana. Casi todos quieren llevarse en sus diminutas cámaras una imagen con el Hemingway de metal colocado en un rincón de la barra del Floridita, uno de los siete bares más famosos del mundo.

viernes, 20 de febrero de 2009

Música cubana: cincuenta canciones.

Por: Lázaro Sarmiento

La mirada del blog se detiene hoy en Cincuenta canciones en años de Revolución. Selección, notas biográficas y presentación de Radamés Giro e Isabel González Sauto. (Editorial José Martí, 2008). Este es uno de los títulos lanzados en la Feria Internacional del Libro Cuba 2009.

El volumen incluye, por orden alfabético de los autores, las cincuenta canciones siguientes:


- La Lupe (Juan Almeida)
- Sábanas blancas (Gerardo Alfonso)
- Son los sueños todavía (Gerardo Alfonso)
- Imágenes (Frank Domínguez)
- Para Bárbara (Santiago Feliú)
- Créeme (Vicente Feliú)
- Lo feo (Teresita Fernández)
- Romance de la niña mala (Pedro Luis Ferrer)
- Lo material (Juan Formell)
- Girón: la victoria (Sara González)
- Como un milagro (Juanito Márquez)
- Mis veintidós años (Pablo Milanés)
- Si el poeta eres tú (Pablo Milanés)
- Yolanda (Pablo Milanés)
- Canción por la unidad latinoamericana (Pablo Milanés)
- El breve espacio en que no está (Pablo Milanés)
- Mi vivo en una sociedad perfecta (Pablo Milanés)
- Yo me quedo (Pablo Milanés)
- Para una imaginaria María del Carmen (Noel Nicola)
- Es más, te perdono (Noel Nicola)


- Adiós, felicidad (Ela O’Farrill)
- Acuérdate de abril (Amaury Pérez)
- Andes lo que andes (Amaury Pérez)
- No lo van a impedir (Amaury Pérez)
- Canción de un Festival (César Portillo de la Luz)
- Son al son (César Portillo de la Luz)
- Hasta siempre, Comandante(Carlos Puebla)


- Hoy mi Habana (José Antonio Quesada)
- Solamente una ventana (Ángel Quintero)
- Canción de los CDR (Eduardo Ramos)
- Su nombre es pueblo (Eduardo Ramos Montes)
- Qué manera de quererte (Luis Ríos)
- Cuba va (Silvio Rodríguez)
- La era está pariendo un corazón (Silvio Rodríguez)
- Te doy una canción (Silvio Rodríguez)
- Pequeña serenata diurna (Silvio Rodríguez)
- Rabo de nube (Silvio Rodríguez)
- El dulce abismo (Silvio Rodríguez)
- Unicornio (Silvio Rodríguez)
- Por quien merece amor (Silvio Rodríguez)
- El necio (Silvio Rodríguez)

- Cita con ángeles (Silvio Rodríguez)
- Siempre es 26 (Martín Rojas)
- ¡Cuba, qué linda es Cuba¡ (Eduardo Saborit)
- Se fue (Raúl Torres)
- Candil de nieve (Raúl Torres)
- Llora (Marta Valdés)
- Canción eterna de la juventud (Marta Valdés)
- Habáname (Carlos Varela)
- Lo que me queda por vivir (Alberto Vera)

Los autores con más títulos son: Silvio Rodríguez, 10; Pablo Milanés, 7; Amaury Pérez, 3 ; Gerardo Alfonso, 2 ;Noel Nicola, 2; César Portillo de la Luz, 2 ; Eduardo Ramos, 2, y Raúl Torres, 2 .

“Estas cincuenta canciones en años de Revolución, representan momentos de la vida de los cubanos durante este período, momentos gloriosos, heroicos, alegres, tristes, de fundación o de pérdidas. Algunas de ellas son actos de fe, otras de celebración o duelo, de amor o desamor, todas fueron hitos y a la vez son obras de gran valor intrínseco, en lo poético y en lo musical.” (Radamés Giro)

Constatar que recuerdo cuando se estrenaron muchas de estas canciones, no me hace pensar en la música escuchada sino en los años vividos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Libro con las canciones de Silvio.
Por: Lázaro Sarmiento

Al abrir el volumen titulado Cancionero. Silvio Rodríguez (Letras Cubanas-Ojalá, 2008), que recoge en una magnífica edición los textos de sus canciones , así como una selección de fotos, pienso que quizás de ningún otro intérprete ni compositor he escuchado tantas melodías durante mi vida. Pero esta observación carecería de significado sino fuera por la circunstancia de que esas páginas de Silvio han establecido un diálogo inteligente, poético y honesto con su época, la revolución , el amor, la ternura y la realidad con sus caras, blanda o dura. En este diálogo nos hemos recreado todos.

Recuerdo que cuando comencé a sintonizar por primera vez los programas de radio con el interés de conocer como estaban construidos para luego imaginar que era yo quien los realizaba, descubrí un espacio de media hora en la mañana del domingo por Radio Liberación. Aquel programa estaba dedicado a los trovadores cubanos de varias generaciones. Comenzaba y finalizaba con una página que Silvio Rodríguez había compuesto en 1967: La canción de la Trova..


Aunque las cosas cambien de color,
no importa pase el tiempo
Las cosas suelen transformarse
siempre, al caminar.
(…)
Pues, siempre que se cante con el corazón,
habrá un sentido atento para la emoción de ver
que la guitarra es la guitarra,
sin envejecer.
Recorro las páginas de Cancionero. Silvio Rodríguez como quien sigue una cronología de emociones, donde se mezclan los recuerdos personales con las metáforas del compositor. Esos textos han iluminado zonas íntimas y colectivas de los cubanos (y también de muchos terrícolas en el mundo) durante los últimos cuarenta años. Un tiempo muy largo que ha mantenido intacto el prestigio del trovador.
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