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sábado, 21 de febrero de 2009

ADIOS, FELICIDAD.

Por: Lázaro Sarmiento

Borges creía que “las personas felices son aquellas a las que uno no conoce”. Sobre su relación con este sentimiento, la compositora Ela O’Farrill (Santa Clara, 1930) escribió “Adiós, felicidad", una canción que quien la escucha la recordará por el resto de su vida. Muchas noches en los últimos años la he disfrutado a través de la grabación que dejó Bola de Nieve. Para mí la canción es más emocionante gracias al Bola. Pero hoy solo se trata de traer al blog la letra de “Adiós, felicidad”, incluida en el libro Cincuenta canciones en años de Revolución (Editorial José Martí, 2008).

Adiós, felicidad
casi no te conocí


pasaste sin mirarme
sin saber nada de mí.


Todo mi esfuerzo
fue en vano

no quisiste estar conmigo

y ahora me queda más honda

esa sensación de vacío.


Adiós, felicidad

casi no reconocí

pasaste sin mirarme

sin saber nada de mí,

pero quizás llegue el día

en que pueda estar contigo

mientras con la esperanza

de ese día he de vivir.

¡Adiós, felicidad¡

jueves, 12 de febrero de 2009

Libro con las canciones de Silvio.
Por: Lázaro Sarmiento

Al abrir el volumen titulado Cancionero. Silvio Rodríguez (Letras Cubanas-Ojalá, 2008), que recoge en una magnífica edición los textos de sus canciones , así como una selección de fotos, pienso que quizás de ningún otro intérprete ni compositor he escuchado tantas melodías durante mi vida. Pero esta observación carecería de significado sino fuera por la circunstancia de que esas páginas de Silvio han establecido un diálogo inteligente, poético y honesto con su época, la revolución , el amor, la ternura y la realidad con sus caras, blanda o dura. En este diálogo nos hemos recreado todos.

Recuerdo que cuando comencé a sintonizar por primera vez los programas de radio con el interés de conocer como estaban construidos para luego imaginar que era yo quien los realizaba, descubrí un espacio de media hora en la mañana del domingo por Radio Liberación. Aquel programa estaba dedicado a los trovadores cubanos de varias generaciones. Comenzaba y finalizaba con una página que Silvio Rodríguez había compuesto en 1967: La canción de la Trova..


Aunque las cosas cambien de color,
no importa pase el tiempo
Las cosas suelen transformarse
siempre, al caminar.
(…)
Pues, siempre que se cante con el corazón,
habrá un sentido atento para la emoción de ver
que la guitarra es la guitarra,
sin envejecer.
Recorro las páginas de Cancionero. Silvio Rodríguez como quien sigue una cronología de emociones, donde se mezclan los recuerdos personales con las metáforas del compositor. Esos textos han iluminado zonas íntimas y colectivas de los cubanos (y también de muchos terrícolas en el mundo) durante los últimos cuarenta años. Un tiempo muy largo que ha mantenido intacto el prestigio del trovador.
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