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sábado, 4 de octubre de 2008



La seducción por Cleopatra .
Por: Lázaro Sarmiento


Es uno de esos personajes de vida eterna en la historia, la literatura y el cine. En total hay 72 películas sobre Cleopatra. Al referirse a la biografía escrita por Wolfgang Schuller (Cleopatra. Una reina en tres culturas, Ediciones Siruela. Madrid, 2008), el periodista Carlos García Gual apunta:

“ El biógrafo Wolfgang Schuller sabe aprovechar los textos antiguos -de Plutarco, en su Vida de Antonio, y Shakespeare, buen lector de Plutarco-, y resaltar, frente a las calumnias de la propaganda romana, los encantos de la última de los Ptolomeos: y usa muy bien los últimos datos arqueológicos en su vivaz retrato. Cleopatra fue una política audaz y hábil, eliminó sin piedad a sus rivales y soñó en nuevos reinos para sus hijos. Pero César fue asesinado y Antonio derrotado por Octavio. Así consiguió un final trágico y un suicidio dignamente famoso. Desde entonces, y pese a la propaganda de Augusto contra ella, un halo mítico envuelve su figura desde hace dos mil años.”

Hace algún tiempo descubrí la descripción de Cleopatra realizada por el escritor norteamericano Thornton Wilder en la novela Los idus de marzo (The ides of march, 1948). Los trazos sobre Cleopatra aparecen en una imaginaria carta que Cicerón, desde Roma, envía a su hermano:

“La fascinación que esta Reina ejerce disminuye mucho viéndola de cerca. Yo sostengo que cada persona tiene una edad hacia la cual apunta toda la vida como la aguja imantada apunta al Norte…”
”Según esta ley, Cleopatra, a pesar de su juventud, tendría cuarenta y cinco, lo que hace aparecer desconcertantes sus gracias juveniles. Su redondez es la de una mujer que ha tenido ocho hijos. Su andar y su porte son muy admirados, pero no por mí. Tiene veinticuatro años y camina como si tratara de representar veinticuatro años.
Sin embargo, hay que estar muy alerta para advertir tales cosas. El prestigio de su título, la magnificencia de su atavío, el efecto que producen sus dos atractivos más notables: la belleza de sus ojos y la dulzura de su voz cuando habla, subyugan al incauto”.

La novela Los idus de marzo se publicó en Cuba en 1979 en la magnífica colección cocuyo de la Editorial Arte y Literatura.
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