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jueves, 23 de abril de 2009

CINE PORNO EN LA REPUBLICA


En el año 1909 al Alcalde de Marianao, Baldomero Acosta, y al jefe de la policía de esa localidad, Manuel Pacheco y Céspedes, se les abrió un expediente criminal en la Audiencia de La Habana. El caso tenía que ver con algunos hechos de alto contenido sexual, más bien pornográfico, que sucedían en el Teatro Nogueira, del cual el citado alcalde era arrendatario.

Sobre este suceso y su ubicación en el escenario cultural y político de la época detiene su mirada el historiador Abel Sierra Madero (Matanzas, 1976), en un texto titulado Making off de la República, publicado en la última entrega de la revista La Siempreviva (no. 5, 2009).

El autor presenta datos básicos y fragmentos del citado expediente conservado en el Archivo Nacional. Y antes de manejar otras informaciones sobre el escándalo del Teatro Nogueira de Marianao y la investigación que suscitó en La Habana, destaca:

“En estos fragmentos subyacen algunos elementos interesantes que van más allá de lo descarnado y la alusión sexual vulgar y explícita. Uno de ellos tiene que ver, efectivamente, con la temprana existencia del cine porno en la esfera pública cubana y la convivencia y diálogo con el teatro del mismo carácter en esa época. Asimismo, nos ilustra cómo los políticos y autoridades estaban implicados en este fenómeno que debía aportar, seguramente, grandes dividendos”.

El análisis de Abel Sierra Madero en La Siempreviva nos hace suponer el adelanto de una interpretación mayor sobre el espectáculo erótico y pornográfico en las primeras décadas de la República. Y por las credenciales demostradas ya por este investigador deben esperarse rutas enriquecedoras y orgánicas hacia aquella época compleja.

jueves, 12 de marzo de 2009

HABANECIENDO CON BARBARA Y CHANTAL.

Por: Lázaro Sarmiento

En un tiempo fueron Farah María, Annia Linares, Mirta Medina… Y llegaron también las Ana Gabriel, las Rocío Jurado, las Paloma San Basilio... Los travestis que las encarnan lo hacen principalmente en paladares y cabarets modestos y alguna que otra vez en grandes teatros.

Hace unas noches fui al piano bar Habaneciendo invitado por un amigo que es director artístico y prepara por estos días un espectáculo de variedades. El Habaneciendo está en lo que era el segundo balcón del antiguo Radio Cine, luego Jigue, hoy Casa de la Música Habana. Se presentaba Bárbara Grave de Peralta, cantante que comenzó como una revelación de la música campesina y después hizo un giro hacia el pop, la balada y el reguentón. Su actual versatilidad necesita un adecuado asesoramiento que potencie sus posibilidades como intérprete.

El mini show de la Peralta incluyó en su primera parte un bolero, una guajira y un título internacional: La vida en rosa (en francés).Seguidamente anunció a un invitado muy especial , Chantal , un travesti del que , explica , fue la primera persona en asesorarla en imagen.

Durante unos minutos Chantal se adueñó con fuerza del mínimo escenario del Habaneciendo. Dobló canciones de Olga Tañón. El maquillaje perfecto. El traje de lujo. Se mueve como un pulpo cuando ataca. En reposo, copia la gestualidad de una estrella. Los espectadores en su mayoría parejas heterosexuales le tributaron cálidos aplausos. Y en algunas pupilas brilló el morbo que despiertan casi siempre las identidades travestidas.

“El show travesti puede entenderse como una de las estrategias de estos actores sociales para permanecer y sobrevivir. Este tipo de actividad consiste en un espectáculo donde el travesti representa a determinadas cantantes….En el show, el travesti desempeña un papel, instando implícitamente a sus públicos a que tomen en serio la actuación promovida entre ellos, haciendo creer que posee los atributos que ostenta.”


Estoy citando al investigador Abel Sierra Madero (Matanzas, 1976), autor del ensayo histórico social Del otro lado del espejo. La sexualidad en la construcción de la nación cubana (Casa de las Américas, 2006). En opinión de Carlos Monsiváis, este “es uno de esos libros indispensables de la nueva etapa latinoamericana de búsqueda de los prejuicios que tanto impiden las libertades esenciales y que en los espacios del comportamiento sexual y el cultivo de lo singular tanto han postergado el conocimiento de las grandes ventajas de la diversidad”.



Casualmente, unos días antes, había llegado a mis manos ese libro cuyos enfoques recordé mientras disfrutaba la actuación del travesti.

“El espectáculo funciona como una especie de plataforma para el despegue de una ‘carrera’ y ha seducido a casi todos los travestis, aunque la mayoría no ha construido su imagen con la finalidad de pisar un escenario. Muchos travestis luego de varios años de actuar en fiestas, cabarets o paladares, celebran el inicio de sus ‘carreras artísticas’, como usualmente hacen los artistas legitimados por los medios de comunicación”.




Del otro lado del espejo
fue Premio Casa de lasa Américas 2006. Este título de Abel Sierra Madero es esencial para un acercamiento a distintos aspectos del tema de la diversidad sexual en Cuba. Ya en el primer párrafo de la Introducción, el joven antropólogo destaca que mucho se ha escrito sobre la historia de la nación cubana, tanto en la historiografía de la Isla como desde la diáspora; “pero dentro de esa vastísima producción académica e historiográfica, existen numerosas zonas de silencio. Una de esas zonas es, sin duda, el tema de las homosexualidades y los homoerotismos”.

¿Y Chantal? Alguna gente del público premió su actuación colocándole varios billetes en el generoso escote. Luego desapareció en la media luz del pasillo mientras Bárbara Grave de Peralta, ya bien entrada la madrugada, interpretaba la canción Peligrosa.


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