viernes, 15 de mayo de 2009

HACER EL AMOR EN MEDIO DE LA CIUDAD


Por: Lázaro Sarmiento

Al igual que los elefantes se esconden en la espesura de la selva para hacer el amor, muchas “parejas raras” de la década de los años 80 buscaban esa privacidad en la profundidad de hoteles venidos a menos. Uno de esos hoteles alejados de su esplendor original era el Regis, ubicado en el Paseo del Prado de La Habana.

Hace unos veinticinco años, un amigo que conozco bastante bien, a las cinco de la tarde, de ciertos días de cada mes, integraba una fila india frente al mostrador de reservaciones del Regis.

Las parejas de mujer y hombre siempre conseguían alojamiento. Para “las demás personas” casi nunca había habitaciones disponibles.

Los “dúos” de sospechosa identidad homosexual eran rechazados por el carpetero de turno en el Regis que oficiaba como un verdadero “dios de las camas". Con mirada de águila maliciosa, este empleado examinaba de arriba a abajo los gestos, las voces y las ropas de quienes se esforzaban por conseguir una habitación mal iluminada, con el colchón destripado , por lo general sin agua en el grifo y con las ventanas rotas.

No era confort lo que atraía a las parejas al Regis. Buscaban en medio de la ciudad un lugar para hacer el amor y poco les importaban las comodidades. La mejor prueba de su felicidad estaba en los nombres y los corazones atravesados por flechas que quedaban rayados en el yeso de las paredes luego de una noche que podía ser tan larga como una sesión de sexo tántrico.

Para lograr “un cuarto de hotel” fingían lo que no eran, actuaban de forma camaleónica , colocaban la voz de una manera poco natural, intentaban sobornar al portero o inventaban historias rocambolescas. Ponían a mover las células del cerebro, que por algo es el órgano sexual más importante, y acudían a la astucia que ha dado tantos buenos ejemplos desde los días del caballo de Troya .

Mi amigo tenía suerte. Él y su compañero no encajaban en el molde tradicional de lo que se supone sea una pareja homosexual. En una ocasión la gerencia les advirtió que no podían alojarse en el hotel para hacer ningún tipo de negocios. Los habían confundido con negociantes de poca monta del Paseo del Prado.

Mucha gente trabaja ahora en Cuba para cambiar mentalidades como la de aquel carpetero caza-portañuelas que privó a numerosas parejas de irrecuperables noches de amor. En el empeño se unen instituciones oficiales, organizaciones sociales, campañas en los medios de difusión masiva, debates públicos, espectáculos en teatros y voces de prestigiosas personalidades que defienden el respeto a la diversidad sexual.

Los corazones de mi amigo y su pareja deben estar todavía dibujados en la pared de alguna habitación del Regis.



Imagen: Hotel Regis. Prado y Colón, La Habana. Foto: Lázaro Sarmiento. 15.05.09

4 comentarios:

  1. Saludos, Lázaro. Esta actitud represiva contra los que se definen con otra opción sexual, distinta a la establecida y no del todo generalizada, es un mal social que se extiende por todo el mundo. Afortunadamente cada vez menos. En la España del Franquismo, aún todavía en los 70's, la represión era tanta contra los homosexuales que existían cárceles especiales para los de esta condición. La ley de "vagos y maleantes" no distinguía y alguien que fuese delatado, lo mismo que por ser de izquierdas, era encarcelado como el más ruin de los hombres. Por supuesto que los hoteles eran terreno vetado para los homosexuales, pero también existían los paraísos, algunos que como el Regis tenían las paredes llenas de corazones perseguidos.

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  2. Que bien, Lazarito....Me gustó mucho lo que escribiste dedicado a tu abuela.Mil cariños, Mayra

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  3. ¡HOY VEMOS CATARSIS / MAÑANA HABRÁ NACIMIENTOS...!

    Exquisita crónica, otra más; un muy buen preámbulo solidario por el día de la diversidad (contra la arraizada discriminación por preferencias sexuales).

    "Raro", "no Normal", "Enfermedad", "búsqueda de Causas y Culpables"

    Lo diferente siempre ha asustado o, peor, la necesidad de muchos por sobresalir a toda costa recurren al recurso de minimizar a otros como única forma de sobresalir.

    DESPRECIO

    del desprecio al menosprecio
    un instante en el trayecto

    recurso muy utilizado
    por quien reclama espacios
    desprovisto de virtudes y valores

    refiere discriminación, inferioridad
    tras la alevosía y el acoso)

    JB
    del cuaderno en preparación "PRONTUARIO CUÁNTICO (Aforismos, epigramas, y demás pupilas urgentes)"

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  4. Agradezco una vez más el sencillo buen gusto con que escribes. Hoy las cosas son diferentes a las de hace veinticinco años, pero ya no quedan hoteles como el de tu historia y hay que apelar a otras "opciones" no simepre agradables, ni seguras y suceden cosas parecidas a las divulgo en mi blog, sobre los sitios de encuentro.
    Saludos.

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